Desde la dualidad del carácter lúdico o de trabajo asociado a la lectura se desarrollan dos espacios distintos: la célula ocio, pensada para realizar la lectura recostado o en posición libre permitiendo a su vez vistas directas a la ciudad; y la célula trabajo, con un mobiliario expreso para ese fin y en la que se controlan las vistas al exterior y la incidencia directa de la luz. Mientras que en las plantas de ocio encontramos las células abiertas al espacio común, en las plantas de trabajo se separan unas de otras evitando la distracción.
En cuanto a la volumetría exterior se busca un juego de sombras en la fachada de la calle Alcalá, marcando los distintos volúmenes de las células, y una marcada hendidura de sombra de día y de luz de noche en la esquina, lugar por donde se realiza la entrada.
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